Es la soledad un fenómeno que atañe a la pintura. Se urde en solitario, partiendo de un vacío. La oquedad del lienzo. Y te dispones a dar un salto. Un salto de altura, en caída libre a la pintura. Soledad de altura, una serie de paisajes de mirada vertical. El satélite captura el territorio, la tierra natal del pintor. Con sus campos roturados por el color. Cortados con pinceladas gruesas de materia, que embadurnan el terreno del lienzo. Campos empastados de pigmento. Fronteras irisadas. Y de nuevo la soledad. El pasajero que se sienta en ventanilla y atisba lo inabarcable que es el paisaje. Y desde lo más alto sucumbe a la naturaleza.
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