2008-2010

"Trayecto I" Óleo e impresión/lienzo
150x130. 2008

"Dentro-fuera"
Juan Carlos Rico


Texto catálogo Llueve tiempo. Galería Evelyn Botella. Noviembre 2009

Frente a una cerveza o en una comida, en los trabajos que compartimos, en diferentes exposiciones, en alguna publicación , o en un texto como ahora, Ikella y yo nos encontramos de nuevo y siempre para lo mismo: la pintura y la arquitectura, los colores y el espacio, las dos y las tres dimensiones....

 No obstante hay una circunstancia específica y casual que hace de esta cita un diálogo diferente a los anteriores: estamos trabajando simultáneamente los mismos temas: el interior versus exterior. Evidentemente él desde la pintura, yo desde la arquitectura; el desde un punto personal, interno e íntimo, mientras que yo desde una perspectiva pragmática, constructiva, científica; el solo ante el peligro, yo con el apoyo de un equipo.


Es curioso que incluso desde la ordenación de las distintos elementos que componen esta exposición pictórica / esta investigación arquitectónica para ir desbrozando este estudio, seguimos unas pautas comunes tanto en su trabajo como en el mío:

"Trayecto II".  Óleo e impresión/lienzo
150x130   2008

ESPACIO PINTURA


Interiores ----------------------- serie BAB

Perforaciones de la piel ----------------------- puertas y ventanas

Vectores perceptivos ----------------------- trayectos

Interiores en exteriores ----------------------- bosque del deseo

Exteriores en interiores ----------------------- llueve tiempo



Es decir primero nos situamos en los interiores y aislados miramos; luego abrimos las ventanas y nos aproximamos a ellas para volver a mirar, que es lo único que nos permiten, tras unas reflexiones / sensaciones decidimos traernos lo que vemos; las puertas, por el contrario si nos dejan salir y entonces tras un nuevo periodo de deducciones / composiciones de color, nos llevamos dentro lo que teníamos fuera. ¿Qué significado tiene la piel de un espacio?


Que un interior se “cierre” para protegerse y aislarse, no implica bajo ningún concepto, la ausencia del exterior, ¿quién no ha necesitado estar solo?, ¿quién no, con todos?. Las puertas son las aberturas que nos permiten pasar físicamente de uno a otro, las ventanas percibirlos y unirlos visualmente y la mente..., la mente va y viene sin fronteras. La permeabilidad de la piel entre el interior y el exterior, es ( y ha sido siempre) un reto para la arquitectura desde luego, pero también para la pintura, como lo demuestra esta exposición de Ikella.


"Trayecto III".  Óleo e impresión/lienzo
150x130    2008


¿Quién en un interior, no ha añorado el alivio del exterior?, ¿quién fuera no ha querido estar dentro?; ¿y la magia de comprobar que a lo largo del día con su luz cambiante, de la primavera o del invierno, del paso del tiempo, cada vez que nos asomamos a la ventana el paisaje es otro, cada vez que entramos, algo ha cambiado?. De todo ello nos habla la serie BAB, las puertas y ventanas, los trayectos...

 
Incluso traerlo dentro, llevarlo fuera, con esa añoranza de los contrarios. A veces el exterior nos ofrece la intimidad del interior, como un bosque del deseo, otras estamos dentro como si lloviera tiempo.









"Ikella Alonso, navegación de cabotaje".

Juan Pablo Wert


Texto catálogo Llueve tiempo. Páginas 4 y 5. Noviembre de 2009






No me puedo sustraer al asombro – pese a tener conciencia de que esto ya se ha tratado hasta el hastío - cada vez que tengo noticia de que alguien emprende la procelosa ruta de la pintura. Y no digo senda ni camino, digo ruta, porque en la aventura de pintar, ya desde hace bastante tiempo, no es posible encontrar pasos que seguir y si se encontraran no serían los suficientes para hacer senda. Porque, efectivamente, la práctica de la pintura siempre ha tenido algo de navegación, de deslizamiento en un medio fluyente, alternativamente calmo o embravecido, ominoso y relajante a la vez. Puede ser que la Historia cerrara sus puertas a la pintura pero un extraño numen ha mantenido su práctica y se sigue pintando, sea en un estadio zombie, y, por tanto, sin las prerrogativas y derechos que la asistían en vida o, como aventuraba ya hace treinta años Ángel González, quizá se trate de un problema del espectador, efecto de una insana adicción mal curada a la pintura, de un síndrome de abstinencia que le provoca estas “visiones hipnagógicas”. Inabarcable a la vista, infinita, la pintura es hoy un medio sin fin, es decir, sin historia, cuyo único consuelo es seguir contando (o urdiendo) historias. Ciertamente, la pintura no es que haya pasado a la clandestinidad pero sí que se ha emboscado entre otras prácticas como un medio más, destinado a servir a fines supuestamente más elevados o simplemente más actualizados y solo desde la extravagancia puede aspirar a su reconocimiento o pertinencia en el sistema.


"Estudio".   Óleo e impresión/lienzo
150x180   2008


Muchos de los que lean esto saben que Ikella Alonso es un navegante solitario pero no autodidacta, que en sus inicios fue asiduo de aquella mítica escuela de mareantes que fue La Nave, que, junto a otros condiscípulos fervientes de las artes de la mar, utilizó las cartas del almirante Quejido. Él les enseñó la ruta y ahora Ikella la sigue surcando sin alejarse demasiado de la costa, sin perderla de vista, reconociendo los mismos paisajes, fondeando en las mismas calas, avituallándose de los mismos productos, pero sintiéndolos de manera diferente. Ahora ya no ve el calor tropical de aquellas singladuras fascinantes, siente su efecto. Ahora, lo que aparece en sus cuadros no son las cosas, sino la sensación de que las cosas se han ido derritiendo y pierden su corporeidad, se derraman, chorrean. A lo mejor no son las cosas sino que lo que se ha calentado es su vista a fuerza de no perder nada de vista y sus párpados ya no pueden contener el sudor o sus ojos se empapan en humor acuoso para contrarrestar la luz abrasadora del trópico. Sudor o lágrimas, el caso es que la mano sigue el líquido fluir de sus ojos o de su piel: ojo como prolongación de la piel que más que ver, siente. La imagen resultante es una imagen interferida, como la de las viejas interferencias televisivas, de la visión próxima del plotter o de la bordadora mecánica. Si vemos esas similitudes es porque sospechamos que más que inspirarse en los azarosos hallazgos estéticos que han producido las máquinas, Ikella utiliza estos patrones como medios o, más bien, estímulos de la visión. Visión - que no vista - porque la experiencia pictórica es para el pintor, cuando es verdadera pintura, el resto de una vivencia alucinada y para el espectador, vehículo que nos transporta siempre más allá.


"Interior con lámpara de agua".  150x150
Óleo e impresión/lienzo.   2009


No hace falta seguir conjeturando sobre su personal alquimia, pues, al fin y al cabo, la pintura – y esta es la novedad – malamente puede sorprender hoy visualmente cuando las más altas tecnologías están al servicio de otros fines. Nos interesan, más bien, las historias que cuentan los cuadros que pinta. Porque la suya es pintura de pintura, es decir, cuadros que figuran o evocan la pintura que tiñe el mundo, desde los cuadros de los museos y galerías hasta las telas listadas de los toldos o los papeles pintados o las sombras de las persianas sobre las paredes. Así, no importa que sea cierto eso de que “tutto é gia dipinto” porque la pintura de Ikella parte precisamente de tal premisa, que no hay nada nuevo bajo el sol, que lo importante es navigare, por más que su navegación sea de cabotaje.









"Ikella Alonso, en la Galería Evelyn Botella".
Nuria Rivas.

Revista Claves de arte.19 de Noviembre de 2009.


Se exhiben una serie de óleos que se podrían diferenciar en dos grupos: unos en los que el efecto de la “lluvia” es casi palpable, donde no se puede hablar de un estilo artístico en particular; otros, con pinceladas más gruesas, que podrían enmarcarse dentro de la abstracción geométrica.


"Trayecto IV"  Óleo e impresión/lienzo
150x150   2009


En el primer grupo, Ikella hace de sus lienzos espacios arquitectónicos que hablan por si solos. Comenzando por una base lógica y figurativa, donde la frialdad de las tonalidades, el juego de luces y sombras, la ausencia de detalles, los grandes ventanales, etc. transmiten una sensación de soledad, de frío, desasosiego quizás, que irremediablemente dirige nuestro recuerdo a las habitaciones de Edward Hopper.

Mientras tanto, en la capa de pintura externa, grandes hilos de lluvia recorren el espacio en vertical –incluso donde el fondo arquitectónico habla de planos horizontales- a modo de dripping contenido, mucho más racional que aquellos goteos enérgicos del expresionismo abstracto americano.

Se trata de una lluvia inteligente, pues crea luces y sombras, humedades en ciertos rincones e incluso es translúcida cuando quiere dejar entrever lo que se esconde detrás.

Ikella invita al espectador a adentrarse en esas habitaciones, separando cada capa de lluvia, para intentar llegar a aquella base lógica y racional, al dibujo matemático que se traduce en los efectos de perspectiva. Recuerda en esas capas a los famosos Penetrables de Jesús R. Soto, donde el espectador podía interactuar con la obra. En este caso, es la obra la que interactúa con el espectador, buscando una respuesta, intentando humanizar el vacío que se intuye tras ese continuo goteo.


"Espacio de espacios".  Óleo/lienzo
200x200.    2009


Si bien casi todas las obras se decantan por esa ausencia de vida humana, llama la atención dentro de la exposición el lienzo de mayores dimensiones. En este, tanto el color como la forma marcan la distancia entre el resto: colores cálidos, luces más que sombras, estanterías llenas de libros e incluso unas ramas con flores blancas que cuelgan de la parte superior del lienzo. Lo humano, la naturaleza. Lo orgánico, lo natural. Lo sensible, la inspiración.

En el segundo grupo de obras se hace uso de la pincelada gorda. En la entrada de la Galería nos da la bienvenida un lienzo en tonos grises, blancos y negros. El espacio se crea a base de líneas en todas sus anchuras.


También dentro de este segundo grupo y enmarcando la ventana principal del espacio expositivo se presenta una serie de pequeños óleos llamada Variaciones BAB. Se reproduce aquí un arco en diferentes tonalidades, creando un paralelismo con el propio arco de la ventana real de la Galería. Se llena la superficie pictórica de ritmo y dinamismo a través de líneas paralelas y perpendiculares.

En palabras del artista su obra es “un goteo incesante de colores que se yuxtaponen, que se salen de los marcos establecidos”, apelando al peso de la pintura, a la irremediable fuerza de la ley de la gravedad.

Llueve tiempo es el exterior en el interior. Es la base en premisas lógicas para deducir lo abstracto, o viceversa.








"Ikella Alonso"
Carolina Cadenas y María Condado


Revista Trazos. 14 de Noviembre de 2009.


A lo largo de doce obras, y por primera vez en la galería Evelyn Botella, se presenta la obra de la artista Ikella Alonso bajo el título Llueve tiempo. En ella, tal y como la propia pintora explica, por medio de la representación de exteriores en ambientes interiores recrea el paso del tiempo utilizando como símil la cadencia de la lluvia, ya que evoca ese ritmo, y por otra parte se asemeja a la pintura como acto de creación, ya que emula todos los pasos necesarios, tanto en lo material como en lo inventivo.


Mediante un pequeño recorrido cronológico, desde las obras de 2005 hasta las más actuales, se ve esa búsqueda de similitud entre ambos campos, desarrollando una técnica que evoluciona de líneas planas a obras que, en ocasiones, nos traen a la memoria el propio contacto de la lluvia con los cristales, donde lo borroso cobra una mayor amplitud como reflejo de ese tiempo presente.




"Trayecto VI".   Óleo e impresión/lienzo.  150x280   2008-2009




Aunque es interesante y conviene recalcar que nunca es lo mismo mirar hacia fuera, que mirar hacia dentro. Estas dos miradas tanto en la persona como en la arquitectura están distanciadas por la intimidad, ni tan siquiera en las culturas calvinistas que exige la perfecta transparencia de la piel para proclamar fuera, la inocencia y la limpieza de lo que hay dentro, están en igualdad de condiciones. Podemos llevar lo de dentro y traer lo de fuera, podemos mirar hacia fuera, pero hacia dentro... ya es otro cosa y también este matiz es apreciado por Ikella.




© De las fotos: Angel Cuevas
© De los textos: Sus autores

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